Julián y Teodoro, dos de Alcobendas presos del Franquismo
Escrito hace
3 añosel
Por
Opinión
Eduardo Andradas.- El 28 de marzo de 1939 a la 13:30, se detuvo tras un tiroteo de la Quinta columna de Falange en Alcobendas, a la autoridad democrática de la que era alcalde Víctor Muñoz Galán. Poco se sabe más allá de caer toda la represión sobre el tesorero de la Agrupación local del PSOE, Alfonso García Mínguez, por arrojar en un pozo a la Virgen de la Paz y lanzarla una granada en el Arroyo Carbonero en agosto de 1936. Toda la ira del nuevo gobierno ilegítimo en la localidad golpeó a este vecino del pueblo pero gracias al nuevo libro “Entre Rejas” – Fuerte de San Cristóbal 1934-1945- de Hedy Herrero Hernán de próxima salida en este mes, conocemos el destino de dos paisanos del lugar. Decir, que el Ayuntamiento de esta población, hizo cero por restaurar la memoria de quienes fueron condenados sin garantías procesales e injustamente por quienes se levantaron armadamente contra el gobierno legalmente constituido.
El primer caso es el de Julián Vázquez Díaz, hijo de Lorenzo Vázquez y Patrocinio Díaz, natural de esta ciudad y que fue juzgado el 1 de octubre de 1934, por participar en diversos actos violentos en apoyo a la huelga de panader@s, camarer@s, hilanderas y costureras, que se daba en el país a finales de septiembre de ese año. Este cese laboral estaba promovido por la anarcosindicalista CNT y buscaba un sueldo básico para estos colectivos de trabajadores y trabajadoras. Julián era obrero del pan y fue condenado a cuatro años de prisión. Su caso demuestra que el gobierno del Frente Popular en el verano de 1936 no preparaba ninguna “Revolución”, una de las excusas del golpe de estado del 18 de julio, porque mantenía sindicalistas en los presidios muchos militantes anarquistas. El 5 de julio, Vázquez Díaz fue trasladado del penal de Ocaña al Fuerte de San Cristóbal en Pamplona, donde le alcanzaría la sublevación fascista. Participó en una fuga de reclusos republicanos el 22 de mayo de 1938. De los 795 evadidos, 207 fueron asesinados y solo tres lograron llegar a la frontera francesa. Julián, recuperó la libertad vigilada el 26 de agosto de 1940.
El otro es Teodoro Hernán Aguado, su madre y su abuelo, Donato Aguado eran también naturales de Alcobendas. Teodoro era ferroviario, sindicalista de la UGT, militante del PCE y miembro del Socorro Rojo Internacional. En ese momento del 36 estaba destinado en Miranda de Ebro. El 19 de julio intentan alcanzar Burgos para solicitar refuerzos al gobierno de la República y son detenidos por un piquete paramilitar de boinas verdes del monárquico partido de renovación española. Cautivos desde ese día, curiosamente junto a dos leales al gobierno de Madrid, el Coronel de la Guardia Civil Villena y el comandante de la benemérita Eduardo Dasca García. La máxima autoridad militar, el General Domingo Batet que combatió para España en la Guerra de Cuba y que en 1934 había sofocado la insurrección de la Generalitat de Catalunya, por oponerse al golpe de estado y fue fusilado en 1937 por los franquistas. La dirección opositora Burgalesa al “levantamiento nacional” no parecía muy comunista.
Volviendo a Teodoro, su mujer Vicenta López Castillar, sería detenida también por quemar los archivos del Partido Comunista en la población, se la intenta fusilar, es rapada y pasa dos meses en un calabozo. Sus cinco hijos son internados en una institución de monjas y tras el traslado sigue a su marido por los penales de Burgos y Pamplona para estar cerca de él.
Hernán Aguado participa en la evasión del Fuerte de San Cristóbal y salió en libertad condicional el 29 de agosto de 1943 y recibe el indulto el 28 de febrero de 1948.
La democracia en Alcobendas tiene pendiente un acto de desagravio con más de un centenar de Alcobendenses represaliad@s por la dictadura de Franco hasta 1975. Entre ell@s, en tardías épocas como el 3 de noviembre de 1970 como los cuatro de CCOO con Fernando Serrano a la cabeza por repartir propaganda “subversiva” o a Rufina Camacho por pintadas a favor de Comisiones Obreras o Francisco González Gala por ser integrante de la rama juvenil de este sindicato.
Queda esclarecer el asesinato de Francisco Madrigal en 1974, acribillado por la espalda con siete impactos bala por negarse a identificarse ante la Guardia Civil a la salida del baile o el caso de Artemio Fernández Pastor futuro concejal del PCE en la localidad, preso 6 meses en 1974 por participar en una huelga de Correos.
Este texto solo pretende dar memoria, dignidad y reparación a l@s que lucharon por las libertades públicas.

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