¿Cultura de la violación? Erotizar los buenos tratos, otro porno es posible

Escrito hace
2 añosel
Por
Sonia CrespoLa pornografía más extendida se basa en situaciones violentas y se centra en la perspectiva masculina
Proponemos alternativas con una mirada más feminista: Holly Randall y Erika Lust
Hace unas semanas reflexionábamos con nuestra psicóloga Amelia Zamora, sobre la pornografía y la cultura de la violación. Amelia Zamora es psicóloga del Servicio de Apoyo a los Servicios Sociales de la EMS de Tres Cantos. En un nuevo espacio, proponemos alternativas a ese ‘porno hegemónico’ que hasta ahora construía nuestro deseo con tintes de violencia.
“En las últimas décadas ha ido apareciendo una alternativa a la pornografía hegemónica. Esta pornografía más habitual hace mucho daño porque afecta al imaginario, hay que intentar crear un imaginario nuevo, ¿por qué no erotizar los buenos tratos?”, nos pregunta nuestra psicóloga.
La pornografía, referente para los adolescentes
Amelia Zamora defiende que “Los adolescentes recurren a la pornografía, que además ahora es muy accesible. La edad media de acceso a la pornografía está entre los 10 y 11 años.”
Esto hace que sea de la pornografía de donde aprendan comportamientos e interioricen valores. «La pornografía hegemónica, la comercial y dominante siempre tiene el mismo esquema: acercamiento, sexo oral, coito y acaba cuando llega la eyaculación del hombre. No se tiene en cuenta el deseo femenino», explica la psicóloga. Zamora pone también el acento en la falta de comunicación en las relaciones sexuales de la pornografía: «nunca se habla ni se pide permiso».
Otra pornografía es posible
En los últimos años, las mujeres se han revelado frente a este tipo de pornografía en la que no se ven reflejadas. Es el caso de dos directoras de cine erótico como son Holly Randall y Erika Lust. Sus cintas se caracterizan por una escenografía cuidada, una fotografía de calidad y, sobre todo, una perspectiva desde la sensualidad, el erotismo y alejado de la violencia.
“Otra cosa es cuando somos adultos, tenemos más experiencia y nos ponemos a reflexionar sobre lo que vemos. ¿Por qué me estoy excitando con algo que pienso que en el fondo no está bien?”, en ese marco surgen los movimientos que ofrecen alternativas de un arte erótico.
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