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Tras las Huellas de la Sierra: ¿Cuál es el origen de El Boalo y sus topónimos?

Escrito hace

2 años

el

  • Existen tres hipótesis sobre el origen del nombre de esta localidad

  • De sus canteras salieron grandes piedras que se encuentran en la Catedral de La Almudena

  • Hablamos del oficio de peón caminero

Guillermo Herrero.- El Topónimo “El Boalo”: En un principio el nombre del pueblo fue Bóbalo (o El Bovalo, ya que la ortografía medieval no distingue los resultados de “b” y “v” -tampoco preocupaban las tildes-). Esta designación literal del pueblo aparece en mapas y documentos hasta bien entrado el siglo XVIII. Con ese nombre lo cita también, en el siglo XV, el Marqués de Santillana en su Serranilla IV “Menga de Mançanares”.

Etimológicamente, Bovalo, Bóbalo o Boalo viene de bovada (del latín bos bovis: buey, y bovata: lugar donde pastan los bueyes). Aunque su origen más próximo pudiera estar en el vocablo antiguo castellano aragonés bovaral, muy extendido en Aragón, Cataluña y Valencia (boalar es un topónimo frecuente en aquellas tierras). Esta palabra hace referencia al entorno, al territorio. Bovalar, bovalo, boalar y dehesa, son términos equivalentes a ‘monte ahuecado’. Por consiguiente, el nombre de El Bovalo, El Bóbalo o El Boalo respondería al tipo de entorno o espacio primitivo de la zona, como monte abierto y lugar de pasto de ganado vacuno.

Sin embargo, otros investigadores sostienen que, en sentido figurado, bovada alude a aqua bovata que se traduce por “agua estancada”, equivalente al latino buda: “terreno pantanoso” o zona húmeda en la que existen pequeñas lagunas o charcas. De hecho, en Castilla y León hay algunos pueblos que comparten el nombre de Boada y en su entorno presentan humedales de ese tipo.

Los topónimos de cada una de las tres localidades que forman el municipio de El Boalo-Cerceda-Mataelpino aluden, precisamente, al paisaje natural o a la cubierta vegetal-arbórea de sus respectivos entornos.

* Referencia: ‘Historia de tres pueblos: El Boalo, Cerceda, Mataelpino’ (2011)

Vamos a comentar ahora acerca de algunos de los topónimos más curiosos de este municipio serrano:

Quiñones de Peña de las Gallinas:

El nombre de este paraje de El Boalo tiene su origen en un sistema de producción agrícola basado en el reparto de las tierras con el objetivo de sembrarlas y cosecharlas. El quiñón es la parte correspondiente de tierra de cada uno de los miembros que la comparten. Por otro lado, la Peña de las Gallinas se encuentra fuera del término, en Manzanares el Real, concretamente al otro lado del Arroyo Campuzano, junto a la urbanización San Muriel Boman.

Casilla de peón caminero:

En el municipio de El Boalo todavía existe una casa de peón caminero en la carretera de Cerceda a Manzanares. Es una construcción de piedra típica de la zona hecha con bloques de granito y con sillares de refuerzo en las esquinas.
El peón caminero fue en España el encargado de cuidar a pie de camino el estado de la carretera en cada legua, distancia equivalente a unos cinco kilómetros y medio. Concretamente fue en 1852 cuando La Reina Isabel II refrendaba la orden de creación de casillas de peones camineros con la premisa fundamental de cumplir con su función siendo lo más económicas posibles. No obstante, y como curiosidad, hubo tres fechas de importancia para la labor de los peones camineros: la primera es 1877, en la que se promulga la primera Ley de carreteras, después 1900, cuando ve la luz el primer reglamento pensado para los vehículos automóviles, y 1909, año en el que se reglamenta la labor de los peones camineros.

Leer:  Tras las Huellas de la Sierra: los primeros repobladores madrileños

Canteras de la Dehesa:

En 1956 los canteros de El Boalo se hicieron con la contrata de las columnas de la Catedral de la Almudena, que se estaba construyendo en Madrid. De estos trabajos de cantería da cuenta el escritor y periodista Antonio Díaz Cañabate en un artículo publicado en el diario ABC de aquel año. Este escribía:

Hace tiempo regresábamos a Madrid por la carretera que une Manzanares el Real con Villalba, cuando, ya el crepúsculo en el cielo, al pasar a la altura de El Boalo, pueblecito perdido en las estribaciones de la Pedriza, distinguimos a lo lejos un amontonamiento de columnas que nos llamó la atención. Al principio presumíamos se trataba de unas ruinas por nosotros desconocidas, pero nos extrañaba la blancura de su superficie y la, en apariencia, reciente de su labra. Resolvimos detenernos y allá fuimos llevados por la curiosidad.

En efecto, se trataba de unas enormes columnas aún no terminadas de labrar totalmente. ¿Cuál sería su destino? Y a esta pregunta respondió un cantero que surgió como por ensalmo: ”¡Para la Catedral de la Almudena! Verán ustedes -explicó- parece ser que ningún cantero de la sierra ni de Segovia se comprometía a extraer, labrar y transportar bloques de este tamaño. El dueño de estas canteras se echó ‘palante’ y asesorado y auxiliado por los arquitectos contratistas de la Almudena accedió a iniciar los trabajos. Lo que hemos pasado hasta ahora no lo sabe nadie, pero ¡vaya!, ahí están las columnas”.

Corrieron los meses y una tarde iba yo por la calle de Bailén cuando frente a las obras de la Catedral de la Almudena me encontré muy puestas en el suelo a las columnas de El Boalo…

Ermita de Nuestra Señora del Sacedal:

A partir del año 2016 vio la luz el proyecto para realizar excavaciones arqueológicas en el ‘cerrillo de la ermita’, lugar en el que el topónimo ya nos daba una pista sobre lo que podía esconder. A pesar de que en la memoria colectiva o en la tradición popular no había recuerdos de esta ermita, se encontraron documentos en la parroquia de Manzanares que hablaban de una ermita en El Boalo en el siglo XVII llamada la ermita de Nuestra Señora del Sacedal.

Leer:  Tras las Huellas de la Sierra: Un repaso por la historia de la Comunidad de Madrid (parte 1)

Se cree que puede tener su origen en el siglo VI, con unas dimensiones de 14 metros de largo por 7 metros de ancho, aunque las labores de investigación continúan. Se sabe que cuando en 1620 se construyó en El Boalo la actual Iglesia parroquial de San Sebastián Mártir, la nueva parroquia recibió las imágenes y demás artículos religiosos de esta Ermita de la Virgen del Sacedal. Esta ermita sería un edificio más antiguo y probablemente el lugar donde se celebraba el culto religioso local hasta esa fecha. El resultado inmediato de ese traslado fue que el viejo edificio de la ermita cayó en el abandono progresivo a partir de entonces, sufriendo el deterioro del paso del tiempo, hasta desmoronarse totalmente y desaparecer.

Río Samburiel:

El río nace en el Alto de las Guarramillas, cerca del pico de La Maliciosa, por donde es conocido como Río Navacerrada. Tras atravesar el casco urbano de Becerril de la Sierra entra en el municipio al oeste de Cerceda, y es a partir de aquí donde se le empieza a conocer como Río Samburiel o San Muriel.

Se dirige finalmente al embalse de Santillana, donde tributa en el río Manzanares, en el término de Manzanares el Real. La tradición sitúa en el valle que el río forma cerca de El Boalo la acción de una de las célebres serranillas del Marqués de Santillana (1398-1458):

‘Por todos estos pinares
nin en el val de la Gamella
non ví serrana mas bella
que Menga de Manzanares.
Descendiendo Yelmo ayuso,
contra Bóvalo tirando,
en ese valle de suso,
vi serrana estar cantando’
.

El Yelmo correspondería al famoso risco de La Pedriza y Bóvalo al actual municipio de El Boalo.

 

 

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