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La Iberozona: Descubrimos a los sírfidos o maestros del engaño

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Sandra Ruzafa Técnica Superior en Salud Ambiental – Los sírfidos pertenecen a la familia Syrphidae y están distribuidas mundialmente con unas 6.000 especies agrupadas en 180 géneros y 3 subfamilias: Syrphinae, Eristalinae y Microdontinae.

De una manera práctica podemos separar las especies de sírfidos en 2 subfamilias, atendiendo a la alimentación de las larvas.

Syrphinae, alimentadas de insectos

Dentro de la subfamilia Syrphinae tendríamos a las larvas que se alimentan de otros insectos, por lo que estas son muy apreciadas en los tratamientos biológicos tanto en agricultura como en jardinería. Se pueden alimentar de algunas larvas de mariposa, mosca blanca, trips, pero sus preferidos son los pulgones (afidófagas).

Estos insectos pasan por 4 estadios en su desarrollo: huevo, larva, pupa y adulto. Esto es lo que llamamos metamorfosis completa.

Las hembras colocan pocos huevos (de 1 mm de longitud) y de color blanquecino en hojas cercanas a pequeñas colonias de pulgones, así al eclosionar las larvas, no tienen que moverse mucho para disponer de alimento. Las larvas una vez han encontrado a su presa, las agarran y levantan con sus potentes mandíbulas mientras succionan su contenido corporal, abandonando posteriormente el cadáver vacío.

Dependiendo de la especie a la que pertenezcan, las larvas serán diurnas o nocturnas.

Sphaerophoria rueppellii tienen actividad depredadora nocturna, comenzando al atardecer, lo que las hace difíciles de localizar. Durante el día se encuentran resguardadas en el envés o la nerviación de hojas, en el tallo, entre los pétalos de las flores o en partes de la planta donde se formen pliegues.

Larvas de otras especies como Eupeodes corollae tienen actividad diurna y se pueden observar durante el día.

Una larva de sírfido puede alimentarse de entre 300-1000 pulgones hasta que pupan (dependiendo de la especie). Sphaerophoria rueppellii por ejemplo, depreda unos 300 pulgones y otras especies como Episyrphus balteatus o Eupeodes corollae pueden alimentarse hasta de 1000 individuos.

Antes de realizar la pupación expulsan el meconio, que es un excremento de color negro, de apariencia alquitranosa, brillante y de forma alargada (como una pincelada) o redondeada (como una gota).

Eristalinae, alimentadas de materia orgánica en descomposición

Y dentro de la subfamilia Eristalinae se encuentran las larvas que se alimentan de materia orgánica en descomposición. Estas larvas al contrario que las de la subfamilia Syrphinae, se desarrollan en el medio acuático, concretamente en aguas estancadas con mucha materia orgánica. Se las conoce como larvas cola de rata.

En la parte final del cuerpo tienen un largo apéndice (sifón) con el que pueden respirar en el agua. Cuando alance su último estadio de desarrollo, saldrá del agua y buscará un lugar donde pupar. Los sírfidos adultos miden entre 4-25 mm de longitud y son variables en forma y apariencia, pero siempre con coloración amarilla y negra. Tienen antenas cortas y unos ojos bastante grandes.

Para diferenciar a las hembras de los machos nos deberemos de fijar en los ojos. Si los tienen juntos son machos. Si por el contrario, no se tocan, es una hembra. Los sírfidos adultos de ambas subfamilias son unos excelentes polinizadores, ya que se pasan el día entre flores, alimentándose del néctar y polen que estas le ofrecen (ya que necesitan ingerir estos alimentos para madurar sexualmente). Por este mismo motivo, también se les conoce frecuentemente como moscas de las flores o moscas cernícalo (por el vuelo estático que tienen).

El engaño y cómo desenmascararlo

Los sírfidos son unos excelentes maestros del engaño, y aunque a primera vista parecen avispas por sus colores negros y amarillos, realmente pertenecen al orden de las moscas y mosquitos (díptera).

Y es que, en la naturaleza, muchas veces es necesario fingir lo que no se es para poder sobrevivir, y estos insectos saben hacerlo a la perfección mediante el mimetismo batesiano.

El mimetismo batesiano se podría definir como la capacidad que tienen algunos insectos, reptiles o plantas (entre otros) que son inofensivos porque no tienen mecanismos de defensa como aguijones, sustancias tóxicas… para parecerse a otros que sí que los tienen.

Si la próxima vez que salgáis al campo queréis no fallar en la identificación de estos pequeños granujillas, podéis fijaros en: su vuelo estático (como si fuera un colibrí), la capacidad de volar hacia atrás (habilidad que tienen muy pocos insectos), sus antenas cortas (las avispas y abejas las tienen largas), y un único par de alas desarrolladas (las avispas y abejas tienen 2 pares).

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