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La Iberozona: Poliamor en el reino animal

Escrito hace

2 años

el

Antonio Martín, Asociación Iberozoa Una caricia que te envuelve y te inhibe la razón, un cosquilleo constante en la tripa, una sensación cálida de bienestar, nerviosismo o las dos a la vez… Sin necesidad de definirlo, todos sabemos a qué nos estamos refiriendo: al amor. Hoy es San Valentín, el día de los enamorados y lo que vamos a aprender en este programa especial de la Iberozona es precisamente eso, que si a nosotros desde nuestra perspectiva antropocéntrica nos cuesta definir lo que es el amor… ¡Imagínate cuántas versiones del mismo pueden interpretar los animales! Hoy tratamos el poliamor en el reino animal en La Iberozona

El amor es evolución

Primero vamos a empezar por analizar nuestra percepción del amor, refiriéndonos por supuesto al amor conyugal. Siempre hemos interpretado que debemos mantener una pareja de por vida y esa es la dinámica en gran parte de nosotros, ya que es lo que nos han enseñado o impuesto, pero también está en nuestros genes. Una pareja estable garantiza la reproducción independientemente de las condiciones externas, no tienes que luchar por nadie ni gastar energía, no tienes época de celo… La monogamia es una estrategia evolutiva más, no es mejor ni peor, y no somos los únicos que la llevan a cabo (lobos, cetáceos, algunas aves…). Aunque cada vez es más frecuente encontrar relaciones abiertas, unas salen mal, otras salen bien, pero el caso es que la poligamia no deja de ser una tendencia que, a pesar de ser monógamos, tenemos dentro de nosotros, al igual que los animales. 

Las aves, las más sutiles

En este primer caso las aves nos van a confirmar cómo no hace falta ser un ciervo para tener cuernos. Al igual que nosotros, el 90% de las aves son monógamas sobre el papel: se emparejan de por vida, crean fuertes lazos y sacan generaciones una tras otra. Pero, para evitar que los hijos tengan siempre los mismos genes año tras año, tanto el macho como la hembra dicen de vez en cuando: “cariño, me voy a dar una vuelta”, se van de incursión buscando copular de forma fugaz con otra pareja y volver al nido como si nada. Así, los hijos que nacen tienen distintos padres o madres y tienen más diversidad genética, lo que enriquece la especie sin debilitar las virtudes para la supervivencia que otorga pareja, ya que tras una incursión, si te he visto, no me acuerdo. El 75% de los hijos de cada generación han nacido de la infidelidad. Así pues, las aves nos enseñan que es lo mismo monogamia social que monogamia sexual y que nuestra monogamia es bastante menos eficiente que la suya, ya que muchas veces tampoco es real.

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Los Machos satélite

Si tenemos que hablar de poligamia desde luego hay que mencionar los harenes. Ya hemos hablado de la berrea del ciervo y de cómo un macho se reproduce con un grupo variable de hembras que incluso puede llegar a defender con su vida. Durante esa época casi ni come, ni bebe, ni duerme, sólo se dedica a defender a su grupo, muchas veces sin éxito. Y es que nos han acostumbrado a pensar que el más fuerte, vigoroso, el que canta o luce mejor es el que tiene derecho a aparearse, pero es mentira. Hay machos cuyo éxito está precisamente en pasar desapercibido y copular sin que los machos dominantes se enteren, los denominados machos satélite. Esto no sólo ocurre en ciervos, cefalópodos como las sepias pueden cambiar de color y simular ser hembras pasando desapercibidos entre ellas e incluso pueden hacer esto mismo a la par que su otra mitad del cuerpo refleja colores agresivos de macho para espantar a la competencia. En anfibios también pasa: muchos machos menores se ponen cerca del macho más sonoro para agarrar y amplexar a la hembra antes que el que la había atraído y tener una posición más ventajosa para fecundar los huevos con el mínimo esfuerzo.

Orgías entre Especies

Precisamente los anfibios protagonizan este suceso, que también se da en el reino animal. A veces no sólo es un macho el que agarra una hembra, si no que son varios. Así se van acumulando machos agarrando a lo que sea y formando una “mating ball”, una bola de amplexos múltiples. Y digo lo que sea porque el frenesí que tienen cuando se reproduce les hace amplexar pelotas de golf, latas y otros objetos o incluso animales de otras especies. He llegado a ver cómo 5 sapos estrujaban un gallipato hasta el punto de que se le salían las tripas.

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Penes espinosos y elección del esperma

Pero aún queda una última prueba, incluso si un macho conseguido inseminar a la hembra después de todas estas aventuras, eso no es garantía de que tu material genético se refleje en sus hijos. Y no me refiero a problemas de esterilidad: el pene de los machos de algunas especies está diseñado para extraer el esperma de machos anteriores, como es el caso del pene espinoso de los gatos. Por eso a las hembras chillan y les duele tanto la cópula. Del mismo modo hay hembras que, después de la cópula, gestionan el esperma que tienen en su interior, como ocurre en los murciélagos. No sólo los machos se aparean con múltiples hembras y las hembras con múltiples machos, es que la hembra puede almacenar el esperma vivo en su interior hasta que decida que las condiciones ambientales son las correctas para tener hijos en su interior y dar a luz. 

Quizá después de conocer todas estas cosas te plantees tus relaciones, pero la verdad es que no deberías hacerlo, ya que seas monógamo o polígamo, todo vale. San Valentín y el amor no van de evolución o biología, van de tus sentimientos y eso es lo único que importa para que tu relaciones amorosas sean reales y disfrutables. Así que, ¡feliz San Valentín!

La Iberozona: Poliamor en el reino animal

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