logo onda cero

ESCÚCHANOS ONLINE

La Iberozona

¿Qué es el fitoplancton y por qué lo necesitamos para vivir?

Escrito hace

7 meses

el

Irene Fernández, de ‘Curioseando El Mundo’e Iberozoa.-El fitoplancton es un conjunto de microorganismos acuáticos autótrofos que forman parte del plancton. Son capaces de realizar la fotosíntesis y su importancia es fundamental, dado que son los productores primarios más importantes en el océano. Viven flotando en el agua y se pueden encontrar en los océanos, mares, lagunas, lagos y ríos. Las especies que podemos encontrar pertenecen a estos grupos:

  • Diatomeas
  • Dinoflagelados
  • Cianobacterias, cianófitos o algas verdeazuladas
  • Algas pardas
  • Cocolitofóridos

Dentro de este grupo las más abundantes son las diatomeas (que poseen un esqueleto silíceo) y los dinoflagelados.

La distribución del fitoplancton queda restringida a la capa más superficial del océano (en los primeros 200 metros de profundidad) dadas las condiciones que requiere de presencia de luz para poder realizar la fotosíntesis. Se distribuye por todos los mares y océanos del planeta Tierra siendo fundamentales en el mantenimiento de la concentración de oxígeno en el océano y en la atmósfera.

Productor primario en el medio marino

El fitoplancton es importante por ser los productores primarios del medio marino, de la misma manera que en el medio terrestre, la hierba y los vegetales, son los alimentos primarios del ecosistema. Se encarga de fijar el CO2 atmosférico de manera que el carbono pasa a ser parte de la cadena alimentaria, y por tanto, fuente de energía. El fitoplancton es consumido por el zooplancton que a su vez puede ser consumido por determinados peces, esos peces serán consumidos por carnívoros más grandes, y así sucesivamente. Por lo que, sin fitoplancton, la vida en el mar desaparecería.

Al igual que haría una planta, capta CO2 y libera oxígeno. Parte sirve para oxigenar el mar, pero el sobrante se libera a la atmósfera. Se estima que el fitoplancton y las cianobacterias contribuyen con entre el 50% y el 85% de oxígeno que hay en la atmósfera. Si vamos a la capacidad de fijación del fitoplancton es entre 30 y 50 billones de toneladas métricas de CO2, eso es cerca del 40% del dióxido de carbono que hay en la atmósfera. Y si nos vamos a cuánto fija el Amazonas, por comparación, es 2,4 billones de toneladas métricas al año, es decir, es casi 25 veces menos.

Sumidero de carbono

Otra parte de su importancia se encuentra en la posibilidad de ser un sumidero de carbono. Al encargarse de fijar el CO2 atmosférico, parte del exceso de CO2 que hay en la atmósfera entra en la cadena trófica del océano, de manera que todos los organismos están compuestos por carbono. Estos cada vez son organismos más grandes como peces, que poseen esqueletos y estructuras muy abundantes en carbono, al morir, por gravedad caen al fondo marino de manera que este CO2 queda retenido en las profundidades del océano. En una capa profunda de agua de manera que se mantiene el equilibrio de carbono en el océano, otra pequeña parte se deposita en el fondo.

Leer:  La Iberozona: métodos para sobrevivir en la naturaleza

Sin embargo, por culpa del deshielo provocado por el cambio climático, algunos de estos depósitos que retenían CO2 y que llevaban protegidos por una capa de hielo desde hace miles de años, están aflorando, liberándose ese CO2 a la atmósfera. Esto es debido a que, el agua fría procedente del hielo, al ser más densa que el agua más cálida de alrededor, baja hasta el fondo, empujando el agua más cálida hacia arriba y formando unas corrientes que desplazan los depósitos de carbono hacia la superficie. Esto, en un inicio, al facilitar el afloramiento de aguas profundas ricas en nutrientes y en CO2, favorece el crecimiento del fitoplancton y por tanto, implicaría que se aumenta la capacidad de los océanos de retener CO2. Sin embargo, es insignificante frente a la gran cantidad de CO2 que se está liberando a la atmósfera como resultado del afloramiento de esas aguas profundas y depósitos de carbono protegidos por el hielo. Se estima que se están liberando unas 44 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera anualmente. Esto implica que, a medida que aumenta el deshielo, aumentan los gases de efecto invernadero y aumentan más temperaturas, dando lugar a una retroalimentación. Actualmente, la concentración de CO2 en la atmósfera es más de un 35% superior a la registrada en anteriores períodos interglaciares.

CAMBIO CLIMÁTICO Y FITOPLANCTON

Lo que más le afecta negativamente al fitoplancton es la acidificación del mar, que se produce por el aumento de la absorción de CO2 por parte del agua. Cuando el CO2 entra en contacto con el agua, da lugar a ácido carbónico, un compuesto que disminuye el pH del agua y lo vuelve más ácido. El océano absorbe alrededor de un 30% del CO2 liberado en la atmósfera, por lo que, a medida que aumenta la concentración de CO2 en la atmósfera, también aumenta la absorción de los mares, y por tanto, aumenta su acidez, lo que afecta a la vida de los océanos.

En los cerca de 150 años transcurridos desde la Revolución Industrial, el pH promedio en la superficie de los océanos ha descendido alrededor de 0.1 unidad. Este cambio aparentemente insignificante representa un aumento del 30% en la acidez de los océanos en comparación con la época preindustrial. El pH de los océanos no ha cambiado ni remotamente cerca de estos índices en por lo menos 25 millones de años, y seguramente nunca al ritmo actual en toda la historia del planeta.

Leer:  Cultura de Cine: Miguel Martí, director de Desmadre incluido

Los cocolitofóridos son algas diminutas que forman parte del fitoplancton y son los más afectados por la acidificación y el aumento de la temperatura de las aguas. Esto es debido a que tienen una estructura calcificada, la cual no se puede formar correctamente en presencia de agua acidificada. Es por ello, que al no poder formar sus estructuras biológicas correctamente les impide realizar sus funciones reguladores del carbono en la atmósfera. Al ser los más abundantes, si se reducen en abundancia, muchos animales morirán de hambre y la cantidad de CO2 de la atmósfera que no es absorbida aumentará.

Como se puede ver, todo es un ciclo que se retroalimenta. Nuestras emisiones de CO2 aumentan el efecto invernadero, lo que aumenta las temperaturas y provoca el deshielo, el cual hace aflorar los depósitos de carbono de los océanos, liberando más CO2 a la atmósfera. Este aumento del CO2 hace que el océano absorba más de este gas y se acidifique, afectando negativamente a la vida en la tierra y principalmente al fitoplancton. ¿Y en qué nos afecta esto a nosotros? Pues que si el fitoplancton disminuyera, los siguientes eslabones en la cadena alimenticia también disminuirían como peces, crustáceos y moluscos, y por tanto, tendríamos dificultades para obtener alimentos procedentes del mar. Sin embargo, aún más grave que esto, es que no se produciría el 50-80% del oxígeno que hay en la atmósfera, el cual necesitamos para vivir. Sin fitoplancton, la vida en la Tierra, tanto marina como terrestre, se vería gravemente afectada.

¿Te gusta este contenido?, ¡compártelo!