Según el Ministerio de Sanidad, el inicio del consumo de alcohol en España se inicia a los 13 años.
6 de cada 10 adolescentes, jóvenes de entre 14-15 años han consumido alcohol alguna vez en su vida y uno de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días.
El número de chicas que consumen alcohol y se emborrachan es superior al de los chicos pero éstos consumen más cantidad.
Entre otros efectos, el alcohol disminuye la atención, la capacidad de toma de decisiones y el tiempo de reacción.
Puede perjudicar el desarrollo cerebral y ocasionar problemas de memoria y aprendizaje, provocadas por el etanol que contienen.
La encefalopatía de Wernicke y el Síndrome de Korsacoff son afecciones o daño cerebral causado por la disminución de vitamina B1, característico de personas alcohólicas.
¿Por qué bebemos?
- Búsqueda de efectos psicoactivos.
- Para mejorar las relaciones con los demás (desinhibición social).
- Para evadirnos (de la/nuestra realidad).
- Para celebrar.
- Aparentar ser adultos.
- Para integrarse en el grupo (comportamiento social).
En España se ha extendido beber en “atracón” o “binge drinking“, beber grandes cantidades de alcohol en un escaso período de tiempo, generalmente los fines de semana.
El riesgo para la salud física, mental y social es preocupante además de ser un predictor de posible dependencia en la edad adulta.
La imitación y el deseo de ser como los demás tiene un peso muy importante en el inicio del consumo.
En esta etapa el cerebro aun esta en desarrollo y el consumo incide negativamente en ello.
Un estudio realizado en Madrid en el Campus de Montegancedo por Ángela Correas et al. consistió en medir los ritmos cerebrales en población sana de 20 años, que consumían alcohol en atracones los fines de semana. Querían estudiar si este consumo en “atracón” o “binge drinking” era inocuo o tenía algún tipo de consecuencia. Finalmente observaron una reducción de la actividad del ritmo alfa en el lóbulo frontal para tareas de inhibición de control de conducta.
Prevención
- Detectar menores en riesgo.
La familia y los centros educativos son los primeros en darse cuenta de las primeras señales de alarma. Es importante brindarles herramientas para mejorar. Para ello, un profesional cualificado será el mejor aliado.
Los signos de riesgo podrían ser:
- Baja autoestima
- Problemas en habilidades sociales
- Problemas en manejo emocional o tolerancia a la frustración
- Dificultades de aprendizaje
- Ansiedad o depresión, etc.
- Modificar la percepción de normalidad del consumo y actitudes de proconsumo.
- Limitar el acceso al consumo.