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Tras las huellas de la sierra

Tras las huellas de la Sierra: Giner de los Ríos

Escrito hace

1 año

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Guillermo Herrero, responsable del proyecto de toponimia.- Francisco Giner de los Ríos, amigo de la naturaleza y de la Sierra madrileña. La Sierra de Guadarrama ha sido y es una gran aula de la naturaleza donde aprender y conocer todos los aspectos del paisaje; naturales, geológicos y geográficos. El conocimiento de la Sierra de Guadarrama y sus valores es fundamental para preservarlos y conservarlos para las generaciones futuras y para que las actuales también puedan disfrutar y aprovechar los múltiples beneficios que nos aporta estar en contacto con la naturaleza.

Ya en 1876 Giner de los Ríos junto con otros profesores universitarios fundó la Institución Libre de Enseñanza. Su esencia era un “acercamiento a la naturaleza y al paisaje, uno de los medios más valiosos para mejorar la formación del ser humano”. Giner de los Ríos desarrolló una importante tarea a favor del conocimiento y aprecio de la Sierra de Guadarrama.

Por ello, hoy en día son numerosos los profesionales, empresas y centros que trabajan en la difusión, sensibilización y acercamiento de los valores de la Sierra de Guadarrama a la población local y visitantes. Personas, que como Giner de los Ríos, comparten sus conocimientos y amor por el medio natural haciendo una notable contribución a la conservación de la Sierra de Guadarrama.

De Francisco Giner de los Ríos, nacido en 1839, se puede decir que fue el primer guadarramista. De su Ronda natal llegó a Madrid para realizar sus estudios de doctorado, allí entró en contacto con la filosofía krausista alemana, de la que aprendió la tolerancia religiosa, el culto a la razón y a la ciencia. Su compromiso de no acatar las normas en la asfixiante universidad de aquella época, donde se impedían las críticas a la religión o al sistema establecido, lo que hizo que por dos veces fuera expulsado de su cátedra.

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Tras su segunda expulsión de la Universidad, creció su convicción de que para transformar esta realidad sólo la educación “interior de los pueblos” era eficaz para promover las reformas y los cambios que la sociedad española necesitaba.

En 1876, funda la Institución Libre de Enseñanza junto a varios catedráticos y auxiliares de Universidad o Instituto, basándose en modelo pedagógicos modernos, laicos y progresistas, cuya labor sigue todavía hoy asombrando en nuestros días.

Pero sobre todo fue un amante de la Sierra de Guadarrama, de su naturaleza, pueblos y costumbres fue pionero en el excursionismo didáctico. La experimentación con la naturaleza, con las cosas “pequeñas” y sus interacciones, hasta comprender lo más complejo y trascendente, forman parte de la filosofía krausista de Giner de los Ríos.

El 14 de Julio de 1883, Giner de los Ríos en compañía de alumnos, profesores y geólogos, llevó a cabo la primera excursión a pie de la Institución Libre de Enseñanza por la Sierra de Guadarrama. De Villaba a La Granja de San Ildefonso. Fueron tres duras jornadas. La primera de ellas entre Villalba y El Paular, desde las tres de la madrugada hasta la caída de la tarde. El segundo día el trayecto discurrió por el Alto Lozoya, y el tercer día entre El Paular hasta La Granja por el Puerto del Reventón (no existían las carreteras que ahora unen El Paular con la Granja a través de Cotos).

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El contacto con la naturaleza permaneció y fue aumentando: a los paseos y marchas se añadieron también de forma pionera los deportes de nieve y para facilitarlos se construyó un pequeño refugio en El Ventorrillo que llamaron “la casita”.

En esta Sierra Don Francisco disfrutó, trabajó, reflexionó sobre el paisaje, estudió y admiró los elementos naturales, disfrutando con amigos y discípulos del contacto con la naturaleza.

En esta Sierra encontró a lo largo de su vida momentos felices y relajados, compartiendo y siempre descubriendo experiencias antiguas y nuevas junto a personas cercanas con la sencillez y naturalidad que caracterizaron su existencia. Y también desde esta Sierra en palabras de su discípulo el poeta Antonio Machado… “soñaba un nuevo florecer de España”.

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