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Tras las Huellas de la Sierra: El Arcipreste de Hita y su relación con la sierra

Escrito hace

2 meses

el

Guillermo Herrero, responsable de www.toponimos.es.- Juan Ruiz, mejor conocido por el Arcipreste de Hita, vivió a mediados del siglo XIV, de acuerdo con los datos cronológicos de las publicaciones de sus libros, aunque nunca pudo concretarse el año de nacimiento ni el de su muerte, se cree que vivió desde el 1283 hasta 1350.

Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita, provincia de Guadalajara. Y a pesar de que se conocen muy pocos datos de su biografía, apenas su nombre y su residencia, si que ha llegado hasta nuestros días “El Libro del Buen Amor”, una composición estrofas, cuyo hilo conductor lo constituye el relato de la autobiografía ficticia del autor (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita). Está considerada una de las cumbres literarias españolas de cualquier tiempo, y no solo de la Edad Media. 

En el Libro de Buen Amor, escrito entre 1330 (primera edición) y 1343, en la tirada titulada: “De cómo el Arcipreste fue a prouar la sierra y de lo que le acontesció con la serrana”, dice Juan Ruiz, arcipreste de Hita, que cierto año en el “mes de marzo, día de sant Meder”, un día de nieve y de granizo, pasó la Sierra desde el Valle de Lozoya a Sotosalbos, y con destino a Segovia, por el “puerto de Malangosto”, que él llama asimismo “puerto de Loçoya”.

En otra sección de la obra, el Arcipreste de Hita, pasa por el Puerto de los Leones, desde la Tablada, hasta el popular puerto de la Fuenfría. Este arcipreste tan aventurero que perdió su mula por el camino, tuvo que compartir lecho con mozas de la Sierra descritas algunas como feas, fuertes y de mucho bello. Cada una de estas serranas le guiaba por un camino y como el pobre arcipreste no disponía de monedas tuvo que pagar carnalmente en alguna ocasión.

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Después del encuentro con la primera moza, también llamadas serranas, nuestro protagonista se dirigía a Segovia pasando por nuestro conocido y transitado puerto de la “Fuentfría” encontrándose con una vaqueriza que guardaba sus vacas. Más tarde el arcipreste descendió el puerto con gran frío, la nevada no cesaba y como se encontraba agotado, su salvación vino de la mano de otra serrana muy bien descrita:

“la más grant fantasya, que yo vy en este siglo:/ Yaguerisa trefuda, talla de mal

ceñiglo.” “Las orejas tamañas como d´ añal borrico;/ el su pesecueço negro, ancho,

velloso, chico;”

Y de esta manera continua el autor varios versos más dejando bien clara su opinión sobre esta moza. Esta serrana tan poco agraciada viendo al arcipreste necesitado de ayuda le ofreció reposo en Tablada, otro lugar emblemático más en la Sierra de Guadarrama.

En la estación de Tablada y por el camino que va desde el Puerto de los Leones hacia la Peña del Arcipreste de Hita se pueden leer varios carteles respecto al libro de Juan Ruíz y sobre el propio autor. Debajo de una gran roca, en la mencionada Peña del Arcipreste, se puede encontrar un cofre con un ejemplar de El libro de Buen Amor y algunos cuadernos para anotar las experiencias de los caminantes.

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Finalmente, el Arcipreste continúo sus andanzas y esperamos que sus aventuras y desventuras animen a más gente a disfrutar de las variadas excursiones que ofrece la hermosa Sierra de Guadarrama tal como hizo nuestro protagonista. Juan Ruíz indica con estos versos el motivo de su visita:

“Provar todas las cosas el apóstol lo manda:/ fue yo provar la syerra e flz´loca demanda”.

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