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Tras las huellas de la sierra

Tras las Huellas de la Sierra: El lobero, profesión olvidada

Escrito hace

8 meses

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Guillermo Herrero, experto de www.toponimos.es.-Hoy vamos a hablar sobre una profesión olvidada en los pueblos de la Sierra: la de Lobero.

En nuestros días, sujetos y esclavos de la comodidad de la ciudad y a salvo de las inclemencias meteorológicas se hace difícil imaginar cómo era la vida de los lugareños en la sierra hace casi dos siglos. Algo que nos dará idea de ello es el hecho de que existiera la profesión de lobero, ocupación de enorme prestigio popular y, por supuesto hoy en desuso, afortunadamente, porque encontrar un lobo en nuestra sierra es casi un milagro.

El lobero se ocupaba de dar caza al temido lobo para mantener a salvo de sus destrozos a rebaños y habitantes. No era un puesto muy solicitado ni era necesario convocar a concurso u oposición pública a los aspirantes.

Los loberos, o lo que es lo mismo, los más intrépidos del lugar desarrollaban su carrera profesional a base de acciones y obtenían el reconocimiento y la recompensa de sus vecinos de manera voluntaria. En este contexto y a principios del 1800 se hizo famosa la figura de Antonio Robledo, vecino de Miraflores de la Sierra, famoso por sus atrevidas maneras, ya que este lobero no se conformaba con restar piezas entre las manadas de lobos, sino que buscaba y localizar también a los lobeznos. Su modus operandi se hizo muy famoso no solo en Miraflores, Manzanares y Bustarviejo, sino en todo el valle del Lozoya.

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Antonio Robledo, más conocido como el Tío Francachela, tenía como herramientas de trabajo un saco y un garrote, y desarrollaba su peculiar trabajo a partir de junio en las zonas más inaccesibles de la montaña.

Tan famosas llegaron a ser sus andanzas que consiguió por aclamación popular que la Diputación le concediera una pensión vitalicia como pago a su labor; en nuestros días estaría en la cárcel. Se conoce también que incluso el gobernador de Segovia le regaló una escopeta, que por cierto, jamás llegó a utilizar, según las crónicas.

Su figura ha quedado en el recuerdo de sus paisanos de forma perenne a través de una fuente dedicada en su homenaje por un convecino suyo, Isidoro Jiménez, que podemos ver a las afueras de Miraflores, en la carretera que lleva al puerto de La Morcuera y Rascafría.

En la actualidad, el temido lobo, objeto de persecución y superstición, está recuperándose después de haber sufrido casi su extinción. El lobo ibérico Canis lupus signatus, más pequeño que el lobo europeo y endémico de la península Ibérica, está comenzando a verse por la sierra de Guadarrama. Difícil lo tiene un animal que necesita espacio y poca presencia humana para volver a reinar entre nuestra fauna.

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