Tras las Huellas de la Sierra: Origen del nombre de Villavieja del Lozoya

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Nota de PrensaTras las Huellas de la Sierra – La fundación de Villavieja se remonta al periodo de repoblación de las Tierras de Buitrago a las que pertenecía, en torno a 1085, pero el primer documento escrito en que se menciona su existencia data de 1485, en unas Ordenanzas en las que se tratan diversos aspectos sobre el uso de las regueras, que aún se siguen usando en nuestros días para riego de prados y huertos.
También aparece en el inventario de las propiedades que tenían los judíos expulsados de España (1492).
Su actual nombre, Villavieja del Lozoya, no se parece en nada al que tuvo originalmente, Zarzoso, habiendo cambiado a Villavieja cuando la localidad se convirtió en Villa, nombre éste al que se le unió el apelativo de vieja con el fin de diferenciarla de otra posterior existente en las inmediaciones. Si existe Villavieja es muy posible que existiera una “Villanueva”, aunque se desconoce su posible ubicación.
El 19 de julio de 1916, se le añadió la terminación del Lozoya, con el fin de diferenciar este término de otros de igual nombre existentes en la geografía española. En ese día, fueron más de 500 los pueblos que, merced al Real Decreto del 27 de junio de 1916, cambiaron de nombre para evitar las más que seguras confusiones al haber más de 1.000 Ayuntamientos con el mismo nombre.
El Arco Mudéjar que actualmente se encuentra dentro de la Hospedería El Arco, es sin lugar a duda la obra más interesante del municipio y una de las más originales de la sierra, consiste tan sólo en una portada mudéjar, posiblemente de los siglos XIII-XIV.
Históricamente este arco tiene una gran importancia pues su situación, en la parte más alta del cerro donde se asienta Villavieja, hace pensar en que se tratase de una gran casa de labor de tradición musulmana o judía y que pudiera ser el origen del topónimo de la población. Esta casa sería la “villa” ya “vieja” y abandonada cuando comenzó a fundarse el pueblo y que junto a ella se levantó la antigua ermita, hoy Iglesia de la Inmaculada.
Los topónimos en el inventario de bienes de 1492
En el inventario de bienes de los judíos de 1492 hay un aspecto que es muy interesante para los amantes de la toponimia. Efectivamente, se recogen cantidad de topónimos de todos los pueblos en los que tenían propiedades.
Como curiosidad, el hebreo que más propiedas tenía en Buitrago y su tierra fue Mose de Cuéllar, el cual, según el recuento, le pertenecían 136 linares que sumaban casi 500 fanegas de extensión, 57 prados, 8 huertas y una viña, “amén de una explotación agropecuaria con un lavadero de lanas y una incipiente industria de fabricación de queso; algo extraordinario en su época, según parece”.
Muchos de estos topónimos se siguen utilizando en Villavieja del Lozoya, como, por ejemplo: San Martín, Las Cabezas, El Llano, Navamojada …etc, precisamente nombres que todavía perduran en la actualidad.
En la relación de bienes hay topónimos que nos hablan de la flora de la zona, silvestre o cultivada: linar del Çerezo, prado del Roble, prado del Fresno, prado so la carrera del Saz o el prado Saz…
Bastantes topónimos tienen relación con el agua o con zonas donde esta predomina: Las Navazuelas, Navamojada, linar baxo la fuente, linar de encima de la fuente, linar del Cañuelo…
Otros aluden a características de la finca: la Mangada (trozo estrecho de tierra), la Cerradilla (parcela cercada de piedra), prado del Palancarejo (especie de fortificación construido de estacas y tierra)…
También hay otros topónimos que se les identifica por el lugar, muy característico, en el que se encuentran: linar en Mirabueno, linar so la iglesia, prado la Solanilla (lugar soleado), prado de la Aceña (molino), prado so la carrera (camino de carros)…
Hay dos topónimos que se relacionan con las actividades ganaderas del pueblo: prado la Vaqueriza y prado los Agostaderos (lugar fresco a donde se llevaba el ganado en el mes de agosto).
Pero hay dos topónimos especiales. Primero encontramos un topónimo “oscuro” o de difícil interpretación; se trata de “Crus”, precedido una vez de artículo en singular y otra en plural: la Crus o las Crus. Podría tratarse de “la Cruz” o las “Cruces”, pero también hacer una referencia a las tierras “crudías”, es decir, improductivas.
El otro topónimo especial es uno que nos podría contar algo sobre la historia de la repoblación de los pueblos serranos: Las Rades. Se han encontrado más de 150 topónimos con este término u otros similares (La Rad, La Rate, etc.) y se asegura que el término es un riojanismo, cuya procedencia es una palabra hispano-vasca, “larra”, cuyo significad es más amplio que “dehesa” o “prado”. Se trataría de “terrenos comunales con arbolado, en general de robles, que se reparte a los vecinos para que lo talen y aprovechen sus maderas”.
Y, efectivamente, es de suponer que ese monte fue donado a los primeros repobladores por los monarcas castellanos para que de él extrajesen la madera que necesitaban para hacer sus viviendas. Simbólicamente, ahí están las raíces de Villavieja. Es topónimo que se puede encontrar en otros lugares, antes y después de pasar Somosierra, por ejemplo, en Robregordo. Cabe preguntarse ¿procede de La Rioja la repoblación de Villavieja?.