Investigadores de la UAM «retan» a los ratones de campo para conseguir alimento

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Sonia CrespoUn equipo del Área de Zoología del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), han “retado” la inteligencia de los ratones de campo del Monte de Valdelatas, en Alcobendas, para saber cómo gestionan el esfuerzo-recompensa a la hora de conseguir alimento.
Qué obtengo y cuánto me cuesta
Los animales salvajes deben enfrentarse continuamente a decisiones que afectan directamente a su presupuesto energético. A la hora de explotar una nueva fuente de alimento, hay que considerar no solo el aporte de energía que puede ofrecer este, sino también el coste asociado al tratar de obtenerlo.
Mª Carmen Hernández, doctora en biología por la UAM, Investigadora postdoctoral (IREC, UCLM) nos explica cómo los investigadores han diseñado experimentos para entender cómo los ratones de campo se enfrentan al problema de explotar una fuente de alimento desconocida y de acceso limitado.
Más difícil todavía
En el Monte de Valdelatas, los tratamientos se introdujeron por separado en distintas fases dentro de trampas no letales para ratones. En ellas, los investigadores capturaba a los individuos y recolectaban datos sobre su edad, sexo y estado reproductor, así como la cantidad de comida que habían ingerido y cómo habían interactuado con los tratamientos.
El grado de dificultad iba variando desde granos de maíz de acceso libre, hasta el mismo alimento dentro de un bote cerrado. De uno a otro, distintos tratamientos como granos dentro de bolas de esparto, que en el siguiente paso se introducían dentro de alambre o granos en botes abierto.
Entre las conclusiones, que los ratones adaptaron el esfuerzo para obtener el alimento según la dificultad para acceder a este. Por ejemplo, los botes cerrados presentaban un mayor número de mordiscos y la superficie roída era más grande que en los botes abiertos.
En cuanto a la cantidad de alimento ingerida, fue menor en los tratamientos de dificultad alta (ovillo con metal y bote cerrado), probablemente porque tratar de obtener el maíz no compensaba el gran esfuerzo que suponía obtenerlo.
La experiencia es un grado
Según la investigación, no se encontró ningún efecto del sexo, la edad, ni el estado reproductor, pero un factor que resultó clave en el esfuerzo dedicado a obtener el alimento fue la experiencia. Los ratones capturados por primera vez royeron un área significativamente menor en el bote cerrado en comparación con los individuos que ya habían sido capturados previamente.
Además, el área roída aumentaba de forma significativa cada vez que eran capturados de nuevo. Esto parece indicar que los ratones aprendían por una parte a perfeccionar su habilidad para roer los botes y acceder al maíz, y, posiblemente por otra, que el esfuerzo merecía la pena en términos energéticos.
Este trabajo pone de manifiesto la gran capacidad de los ratones para adaptarse a explotar una fuente de alimento desconocida en tiempo limitado, así́ como la rapidez para refinar su técnica.
Estos resultados son parte de un estudio más amplio que valora también cómo afecta a esta toma de decisiones el riesgo de depredación y cómo varían los niveles de estrés de los ratones.

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1 díael
02/06/2023Por
Sonia Crespo
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02/06/2023Por
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